jueves, 29 de septiembre de 2011

Ángel

En ocasiones, la vida nos presenta a alguien. Da igual su peso o estatura, no importa su fuerza. Sólo debemos dejarnos descansar rodeado por sus alas. Sus alas de ángel.

Does an angel contemplate my fate? - ¿Un ángel contempla mi camino? R. Williams.

"No, sé que no son tus brazos. Sé que no existen esos brazos que mis ojos creen que ven, sé que no existen esas manos pequeñas y finas. Sé que son alas."
She´s my angel.



Te miro, me miras
Sé que aunque quisiera apartarte la mirada no dejarías de hacerlo.
Lo sé, lo intenté, por todos los medios.
Incluso poniéndome borde, enfadándome y alzando la voz.
Incluso haciendo cosas para dejarte claro que no soy un chico demasiado recomendable, que sin duda ahí afuera hay miles de chicos más guapos, más educados y más adecuados para ti que yo.
Pero no, no sirvió para nada.
Te miro, me miras.
Y supongo que en mi retina sólo se puede ver tu cara.
A medio metro el uno del otro. Ninguno sonríe, ninguno dice ni una palabra.
Tan sólo tus ojos clavados en los míos y viceversa, tan sólo mi barba de tres días, la parte de arriba de mi cuerpo desnuda, dejando visibles todos mis tatuajes, esos que llevo grabados a fuego en la piel, y por dentro de ella, tan sólo unos vaqueros rotos, frente a tu tez morena, a tu sujetador negro, a tus vaqueros oscuros.
Me miras, y me desnudas y me hieres.
Me miras, y te odio y te necesito.
Por eso me gusta cuando estoy boca arriba en esa cama que tenemos a escasos metros, y te tengo sentada alrededor de mi cintura, sintiendo el roce de tus vaqueros con los míos, mientras me besas sin permitirme pensar.
Por eso te detesto en esa misma situación.
Y sé que daría igual el tiempo que pasase sin dirigirte la palabra, que daría igual que no te mirara a los ojos en horas, porque tú seguirías ahí, hablándome en silencio, diciéndome que estás aquí.
Te miro, me miras.
Como si me separara de ti todo un mundo, me acerco a ti lentamente, a pesar de que tan sólo estemos a un par de pasos, y mis brazos avanzan como si tuvieran vida propia, lentamente, dirigiéndose a rodear tu pequeña cintura.
Siento el primer contacto de la yema de mis dedos con tu piel, y sigo avanzando, hasta sentirla en los antebrazos, en la parte interior de los bíceps, todo despacio, todo como una coreografía lenta.
Aferro mis brazos alrededor de tu cintura, siento tus pechos, esos que tanto he besado hace unos instantes, apresándose contra el mío, nuestros vientres uniéndose, y apoyo mi barbilla en tu hombro, sintiendo tu respiración, tu calidez, tu olor.
Cierro los ojos con fuerza, más acojonado que nunca.
Más acojonado cuando me admito que será muy duro salir de ésta, acojonado ante ese ser de metro sesenta y pico que no me teme, que no duda, que no desconfía de mí.
Entonces siento tus alas desplegarse, poco a poco, las veo alzarse lentamente, y las siento cerrarse alrededor de mí.
No, sé que no son tus brazos. Sé que no existen esos brazos que mis ojos creen que ven, sé que no existen esas manos pequeñas y finas, sé que no existen esas uñas cuidadas, con un leve filo ovalado, pintadas de rosa.
Sé que no son lo que veo.
Siento cada una de las plumas, su fragilidad y a la vez su inmensa fuerza, siento como se cierran entre ellas rodeándome la espalda y acabando por mis costados, protegiéndome.
Sé que son alas.
Y yo no puedo sino tragarme el llanto, sentir como inevitablemente se me escapan algunas lágrimas ante tanto miedo, e intento aguantar todas las que luchan por salir, porque serían ríos enteros.
Sé que lo sabes, sé que sabes lo que siento, la confusión, el miedo, la incomprensión, y no lo utilizas contra mí… todo lo contrario.
Te abrazo aun con más fuerza, como si de no separarme de ti dependiera mi vida… y bueno, tal vez no esté tan lejos de eso.
No sé por qué estás aquí, pero empiezo a entender que lo estás, simplemente.
Y que sientes las lágrimas rodar hasta tu hombro, y el roce de tus alas emite un leve sonido que me hacen calmarme, aunque sea un instante.
Que desde que supe de ti tuve claro que esos ojos no eran de este mundo, y no, no lo eran.
Eran del mismísimo cielo. Eran de un ángel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario